miércoles, 25 de abril de 2018

El Fenómeno Stefan Zweig.



Stefan Zweig /ʃ'tɛfan tsvaɪk/ (Viena, Austria; 28 de noviembre de 1881Petrópolis, Brasil; 22 de febrero de 1942) fue un escritor, biógrafo y activista social austríaco judío de la primera mitad del siglo XX, sin parentesco con el escritor Arnold Zweig ni con la escritora alemana Stefanie Zweig (nacida en 1932).

Sus obras estuvieron entre las primeras que protestaron contra la intervención de Alemania en la Primera Guerra Mundial y fue muy popular entre 1920 y 1930. Escribió novelas, relatos y biografías. De estas últimas, son particularmente conocidas las de María Estuardo y la de Fouché, una obra mitad biografía y mitad novela histórica. Otra de sus biografías, la dedicada a María Antonieta,​ fue adaptada al cine con el mismo título en 1938.



Zweig no fue el mejor escritor de su tiempo. Ni siquiera fue el mejor escritor en alemán de su tiempo. Ni el austriaco. Ni, desde luego, el mejor escritor judío austriaco de su tiempo. En todos los subconjuntos donde podamos incluirlo, hubo mejores escritores que él. Sí fue, sin duda, el más popular y uno de los más ricos, y quizá uno de los ejemplos más acabados de intelectual que ha dado la cultura europea. Podría incluso decirse que la figura del intelectual culmina y se acaba con él, que lo de después de la guerra ya no son intelectuales en el mismo sentido, que lo que viene después es un gallinero estético y filosófico que fermenta como hongos en las zonas peor ventiladas de los partidos políticos, con los existencialistas como especie más resistente a los antifúngicos. Porque si nos interesa y emociona Zweig hoy, si sus libros siguen vendiéndose por millones en Francia y en otros lugares, es por esa forma tan suya de suicidarse y por la elegancia con que dejó un testamento en forma de un libro que ningún europeo (ni persona, creo) puede leer sin rascarse con incomodidad la cabeza. Sin El mundo de ayer y sin esa foto en Petrópolis, nadie se acordaría del pobre Zweig.


El mundo de ayer