jueves, 13 de agosto de 2015

Batalla de Almansa.



La batalla de Almansa se produjo durante el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión Española el 25 de abril de 1707 en Almansa(actual provincia de Albacete, en los límites entre Valencia, Alicante y Murcia, en España). En el enfrentamiento, las tropas de Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia), que había sido coronado como Felipe V, mandadas por el duque de Berwick, derrotaron a las del archiduque Carlos de Austria, comandadas por Henri de Massue y el Marqués das Minas. La batalla no fue decisiva para el fin del conflicto internacional, pero sí abrió las puertas hacia el Reino de Valencia. Como consecuencia de esta batalla, el Reino de Valencia fue ocupado por las tropas borbónicas (con mucha resistencia austracista) aunque los fueros quedaron abolidos, junto con los de Aragón, tras la publicación de los Decretos de Nueva Planta.



fuente: 

LA ENTRADA NATURAL DESDE CASTILLA: ALMANSA


Tras la derrota de los partidarios del Archiduque en Almansa, se produjo toda una reorganización política y administrativa de los territorios controlados. Las regiones que habían combatido al lado del Archiduque pagaron muy pronto su apoyo al oponente de la Casa de Austria. El primer decreto de Nueva Planta vio la luz en junio de 1707, poco después de la derrota de Almansa y afectaba a los reinos de Aragón y Valencia. Esta primera medida sirvió de modelo a las restantes. Por ello la Nueva Planta no fue más que la consecuencia directa de la victoria del ejército borbónico y de la entronización de Felipe V como nuevo monarca españBerwick contó con la caballería española y la francesa, además de una unidad irlandesa.




Dicha batalla, que tuvo lugar en el contexto de lo que en ámbitos intelectuales anglosajones es tenida como “la primera guerra mundial” (en consideración a las naciones que intervinieron en la misma) hoy día ha llegado instrumentalizada por un burdo pancatalanismo, mientras, la historiografía oficial sigue en no pocas ocasiones alentando los complejos y análisis superficiales de la misma. Una guerra no entre territorios de España ni entre ideologías (todos los contendientes voluntarios compartían el anhelo de la continuidad de la España tradicional), sino una guerra entre potencias que dividió a los españoles por uno u otro Rey según las exigencias del Antiguo Régimen. Los españoles que combatieron jamás claudicaron de su nacionalidad ni de su identidad regional y ni por asomo se les ocurría pensar en un expansionismo sobre otros pueblos hispánicos.




La batalla de Almansa, bregada en los límites entre Valencia, Alicante y Murcia, no fue decisiva para la resolución del conflicto internacional, pero allanó la toma del Reino de Valencia, con la consiguiente abolición de sus instituciones propias y la anulación de los derechos y libertades promulgados desde la Conquista de Jaime I en el siglo XIII.




Dada la proximidad de las tropas borbónicas que habían conseguido controlar varios territorios como Caudete, Villena, Elda, Novelda, Elche, etc y ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos a principios de 1707, el Archiduque Carlos decidió abandonar la ciudad de Valencia donde se encontraba para marchar hacia Barcelona con la intención de instalar su corte en estos territorios.

Los generales austracistas Galway y Das Minas se anticiparon al ejército borbónico y elaboraron un plan para asestar un duro golpe a las tropas de Berwick. Éste se encontraba en las proximidades de Almansa esperando los refuerzos que tenían que llegar por el norte a cargo del duque de Orleans. El factor sorpresa fue insuficiente para contrarrestar la superioridad de la caballería borbónica que acabó con el inexperto, variopinto y desorganizado ejército austracista. Su derrota despejó y allanó el camino de las tropas borbónicas hacia Valencia que cayó un mes más tarde, junto a numerosas ciudades y villas de toda la región.



fuente: http://www.uv.es/charco/documentos/almansa.htm


Consecuencias de la victoria Borbónica.


Berwick formó su ejército en dos líneas justo enfrente de Almansa, con la caballería española en el ala derecha y la caballería francesa en el ala izquierda. La infantería en el centro.


El orden de la disposición de Galway fue ligeramente diferente. Dispuso sus fuerzas en dos líneas pero mezcló la caballería y la infantería en ambas alas. Componía este ejército un total aproximado de 15 a 16000 hombres de muy diversa procedencia, holandeses, hugonotes, británicos y portugueses. Das Minas había solicitado que la caballería portuguesa se colocase en el ala derecha.

Las unidades británicas presentes eran los Bays, dragones 3,4 y 8, así como los dragones de Peterborough y Pearce, también un batallón mixto de granaderos y de la guardia Coldstream, los batallones de línea 2,6,9,11,17,28,33,35 y 36, así como la Infantería de Mountjoy, Breton, Bowle y Mark Kerr.


Según historiadores ,el futuro de España se forjo en Almansa. 

domingo, 9 de agosto de 2015

Virreinato de Nueva España.



El virreinato de Nueva España fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida en gran parte de América del norte por la Corona durante su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX, etapa conocida como período colonial mexicano. Fue creada tras la caída de México-Tenochtitlán, evento principal de la Conquista la que propiamente no concluyó sino hasta mucho después, pues el territorio de Nueva España siguió creciendo hacia el norte, a costa de los territorios de pueblos indígenas del desierto.



El virreinato de Nueva España fue creado oficialmente el 8 de marzo de 1535. Su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco, y la capital del virreinato fue la Ciudad de México establecida sobre la antigua Tenochtitlan.


La organización política dividía el virreinato en reinos y capitanías generales. Los reinos eran los de Nueva España; Nueva Galicia (1530); Guatemala (1540); Nueva Vizcaya (1562), Nuevo Reino de León (1569); Nuevo México (1598); Nueva Extremadura (1674) y Nuevo Santander (1746). Las capitanías fueron las de Filipinas (1574); Cuba;Puerto Rico y Santo Domingo. Estas subdivisiones territoriales tenían un gobernador y capitán general (que en la Nueva España era el propio virrey, quien añadía este título a sus otras dignidades). En Guatemala, Santo Domingo y la Nueva Galicia estos funcionarios eran llamados presidentes gobernadores, dado que encabezaban reales audiencias. Por esta razón estas audiencias eran consideradas como "pretoriales".2


Existieron en la Nueva España dos señoríos. El más importante fue el Marquesado del Valle de Oaxaca, propiedad de Hernán Cortés y sus descendientes. El Marquesado incluía un conjunto de vastos territorios donde los marqueses tenían jurisdicción civil y criminal, y derecho a conceder tierras, aguas y bosques. Dentro del Marquesado se hallaban sus principales posesiones (estancias de ganado, labores agrícolas, ingenios azucareros, batanes y astilleros).3 El otro fue el ducado de Atlixco, otorgado en 1706 a José Sarmiento de Valladares, ex Virrey de Nueva España y casado con la condesa de Moctezuma, con con jurisdicción civil y criminal sobre Atlixco, Tepeaca, Guachinango, Ixtepeji y Tula.4


Carlos III de España introdujo reformas en la organización del virreinato en 1786, conocidas como reformas borbónicas en la Nueva España, en las que creaba las intendencias, que permitieron limitar, en cierta forma, las atribuciones del virrey.


Desde principios del siglo XIX, el virreinato cayó en crisis, agravada por la Guerra de la independencia española, y su consecuencia directa en el virreinato, la crisis política de 1808, que acabó con el gobierno de José de Iturrigaray y más adelante dio pie a la Conjura de Valladolid y la conspiración de Querétaro. Esta última fue el antecedente directo de la guerra de independencia mexicana, la que, al concluir en 1821, desintegró el virreinato y dio paso al Imperio Mexicano, en el que finalmente se coronaría Agustín de Iturbide.

fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Virreinato_de_Nueva_Espa%C3%B1a







Territorio de Nutka (Territorio actual Canadá)





Fuerte de San Miguel, San Lorenzo de Nutka.






Vista de casas en el Territorio de Nutka. Viajes del Capitán Cook, 1790.







Territorio de Nutca


El Territorio de Nutka (o San Lorenzo de Nutca), comprendía las islas de Nutca, Quadra y Vancouver, Flores y otras del Estrecho de Georgia, así como la totalidad del actual Lower Mainland, en Columbia Británica y la mitad sur de esta provincia canadiense


Fue gobernado desde la Ciudad de México de 1789 a1795, fecha en la que formó parte del Virreinato de Nueva España.

Los españoles al mando de Esteban José Martínez construyeron el Fuerte de San Miguel en la bahía de Nutca, actual isla de Vancouver. Tal fuerte se hallaba ubicado hacia las coordenadas 


49°37′00″N 126°37′00″O para defender esta posesión. El fuerte fue ocupado por la Compañía de Voluntarios Catalanes desde 1791 a 1795 cuando fue abandonado.

Las Convenciones de Nutka de 1790, 1792 y 1793, resolvieron las diferencias con el Reino Unido devolviéndole la posesión de sus instalaciones en el territorio, quedando liberado su acceso al mismo y sin definir la pertenencia a ningún estado, ya que España y el Reino Unido podían establecerse en la zona. Aunque quedó abierta a la colonización británica la costa noroccidental del Pacífico desde Oregónhasta Alaska, el comienzo de las guerras napoleónicas en Europa distrajeron los esfuerzos colonizadores.









En ese momento los Estados Unidos no reclamaban nada en esas áreas, pero adquirió los derechos españoles en la zona por medio del Tratado Adams-Onís firmado en 1819. Los Estados Unidos arguyeron que habían adquirido los derechos españoles de propiedad exclusiva en el área, esta posición llevó a un litigio con el Reino Unido conocido como Disputa Limítrofe de Oregón. Fue resuelta por la firma delTratado de Oregón en 1846, dividiendo el territorio en disputa y estableciendo lo que sería el futuro límite entre Estados Unidos y Canadá al oeste de las Montañas Rocosas (paralelo 49º00'N).



fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Territorio_de_Nutka


http://xn--momentosespaoles-iub.es/contenido.php?recordID=583
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Abolición del virreinato de Nueva España


Véase también: Provincias españolas de América


Los virreinatos quedan abolidos durante la vigencia de la Constitución de Cádiz en 1812 y 1820. El territorio queda dividido en veinte provincias totalmente autónomas y dependientes directamente de Madrid. Para el virreinato de Nueva España, sus divisiones son seis inicialmente y se añaden posteriormente dos: San Luis de Potosí y Nicaragua. El 31 de mayo de 1820, Juan Ruiz de Apodaca restablece por última vez la constitución española en el virreinato de Nueva España. Provincias de la Constitución de Cádiz


+información:



De La Independencia Al Álamo (History Channel)

viernes, 7 de agosto de 2015

Carlos V en Montserrat.






Cuenta la leyenda que la imagen que veneramos hoy la trasladó San Pedro a Barcelona y fue escondida por los cristianos en una cueva de la montaña durante la invasión de los moros, siendo milagrosamente hallada en los primeros tiempos de la Reconquista. La talla, ennegrecida al humo de velas, lámparas devotas y al paso de los siglos, pronto se convierte en la “Moreneta” para los catalanes.


Las conquistas de la Corona de Aragón ampliaron su devoción hacia Oriente. Más tarde el descubrimiento de América y el apogeo del imperio hispánico la extienden y consolidan en el mundo entonces conocido. Se dedican a Nuestra Señora de Montserrat las primeras iglesias del Nuevo Mundo, multiplicándose los altares, monasterios e incluso poblaciones a Ella dedicados. La advocación mariana de la montaña sigue también los grandes caminos hispánicos de Europa y llega, por ejemplo, hasta presidir la capilla palatina de la corte vienesa del emperador. Para España, en los momentos de su plenitud histórica, la Virgen morena de Montserrat es la Virgen imperial que preside sus empresas y centra sus fervores marianos; es también la primera advocación de origen geográfico que alcanza, con las proporciones de la época, un renombre universal. Iberoamérica está sembrada de réplicas de la Moreneta.


Suben a honrarla en su montaña santos como Ignacio de Loyola, Luis Gonzaga o Francisco de Borja. También los monarcas y los poderosos de España: Fernando de Antequera subió el día antes de morir, el emperador Carlos V visita Montserrat no menos de nueve veces y Felipe II,igualmente devoto de Santa María, se complace en la conversación con sus monjes y sus ermitaños. Es conocida la muerte de ambos monarcas sosteniendo en su mano vacilante la vela bendecida de Nuestra Señora de Montserrat. De hecho es la munificencia del gran monarca hispánico Felipe II la que costea el retablo policromado del altar mayor y quien paga la obra civil de la explanada del actual monasterio que, al tener que usar caminos de mulo, tuvo un coste similar al del Escorial (no creemos que la monja Forcades esté al corriente del hecho).


En 1881 fue coronada canónicamente la imagen de Nuestra Señora de Montserrat. Era la primera en España que recibía esta distinción. El mismo León XIII la señalaba como Patrona de las diócesis catalanas y concedía a su culto una especial solemnidad con misa y oficio propios.



Alfonso X el Sabio le dedica varias cantigas, Cervantes y Lope de Vega cantan las glorias de la Moreneta. El gran Verdaguer compone el Virolai, cuyo cuarto verso que hoy intentan borrar los nacionalistas describe con sencillez la natural unión de los catalanes con el resto de España: “Dels catalans sempre sereu princesa, dels espanyols estrella d´orient”.


Mucho después llegaron las marejadas en la Iglesia y los “abades vedettes”, manipulados hábilmente por “nacionalistas cristianos” como Jordi Pujol a quienes – ya simplemente “nacionalistas” al final de sus días- da la impresión de que les gustaría más ver una estelada en el trono de la Moreneta que a la propia Virgen.



fuente: http://dolcacatalunya.com/2013/11/27/montserrat-prou-de-manipulacions-nacionalistes/














En las cortes de Cataluña las negociaciones fueron más arduas. El rey se encontraba aún en Barcelona cuando recibió la noticia de que el 28 de junio había sido elegido emperador con el nombre de Carlos V. El título imperial le era imprescindible para llevar a cabo el gobierno de las numerosas posesiones bajo el signo de la unidad. La corona de su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, no era hereditaria sino electiva, y la Dieta reunida en Francfort, tras la renuncia de Federico el Prudente, hizo recaer la designación en su persona. Para conseguirla, Carlos había invertido un millón de florines, la mitad del cual fue financiado por los banqueros Fugger, quienes vieron en él la clave del desarrollo económico de Europa.