Los piratas berberiscos, también a veces llamados corsarios otomanos, fueron piratas y corsarios musulmanes que actuaron desde el Norte de África (la «Costa berberisca»), donde tenían sus bases. Actuaron desde Túnez, donde tenían su base más importante en la isla de Yerba, la más grande del norte de África, conocida entre los españoles como Los Gelves y provista de un magnífico puerto natural,1 y también desde Trípoli, Argel, Salé y otros puertos de Marruecos, acosando el tráfico marítimo en el mar Mediterráneo occidental desde el tiempo de las Cruzadas, lo que se hizo especialmente intenso tras la caída de Constantinopla (1453) en manos de los turcos otomanos. Las «razias» de estos piratas también se dirigieron a los barcos mercantes que viajaban a Asia, rodeando África, hasta principios del siglo XIX. Sus plazas fuertes estaban situadas en varios puntos de la costa de África del Norte conocida como la costa berberisca (término que define al Magreb, al ser sus habitantes originales de etnia bereber). Además de apoderarse de los buques europeos, perpetraban razias en los pueblos costeros y villas de Europa, sobre todo en las costas de Italia, Francia, España y Portugal, pero también en Gran Bretaña e Irlanda, los Países Bajos y tan lejanos como Islandia. El objetivo principal de sus ataques era capturar esclavos cristianos para el comercio de esclavos otomano, así como el mercado musulmán en general, en el norte de África (Marruecos y Argelia) y Oriente Medio.2
Si bien estas incursiones iniciaron tan pronto los musulmanes iniciaron la conquista de esta región, los términos piratas berberiscos y corsarios berberiscos se aplican por lo general a los asaltantes musulmanes que estuvieron activos desde el siglo XVI en adelante, una vez la frecuencia y la amplitud de los ataques esclavistas aumentaron y Argel, Túnez y Trípoli cayeron bajo el dominio del Imperio otomano, ya sea como provincias o dependencias autónomas conocidas como los Estados berberiscos. Se llevaron a cabo redadas similares desde la Salé y otros puertos en Marruecos.
Los corsarios capturaron miles de barcos, y amplios tramos del levante de España e Italia fueron casi totalmente abandonadas por sus habitantes, desalentándose la población de estas áreas hasta el siglo XIX. Del siglo XVI al siglo XIX, los corsarios habrían capturado un estimado de 800 000 a 1,25 millones de personas que fueron vendidas en el mercado musulmán de esclavos, sin considerar los millones de personas que habrían muerto, ya que por lo general solo vendían mujeres y los hombres eran decapitados.2
Algunos corsarios eran parias de Europa y conversos como John Ward y Zymen Danseker.3 Los piratas europeos llevaron técnicas de navegación y construcción naval avanzada a la costa Barberisca alrededor del año 1600, lo que permitió a los corsarios expandir sus actividades hasta el océano Atlántico3y el impacto de las redadas de Berbería alcanzó su punto máximo a principios y mediados del siglo XVII.
El alcance de la actividad corsaria comenzó a disminuir en la última parte del siglo XVII, ya que los más poderosos navíos europeos empezaron a obligar a los Estados de Berbería a hacer la paz y dejar de atacar a los navíos cristianos. Sin embargo, sin esta protección, los barcos y las costas de los estados cristianos continuarían sufriendo hasta principios del siglo XIX. Después de las guerras napoleónicas y el Congreso de Viena de 1814 a 1815, las potencias europeas acordaron la necesidad de suprimir los corsarios berberiscos del todo y se logró contener la amenaza en gran parte, aunque incidentes ocasionales continuarían sucediendo hasta que finalmente se controlara el peligro que suponían los musulmanes para las costa europea con la conquista francesa de Argelia en el año 1830.
Los más famosos corsarios fueron los hermanos otomanos Barbarroja (el apodado Hızır (Jeireddín) y su hermano mayor Oruç), que tomaron el control de Argel a principios del siglo XVI y lo convirtieron en el centro de la piratería Mediterránea durante los siguientes tres siglos, así como establecieron la presencia del Imperio otomano en África del Norte que duró cuatro siglos. Otros famosos corsarios-almirantes otomanos incluyen a Turgut Reis (conocido como Dragut en Occidente), Kurtoğlu (conocido como Curtogoli en Occidente), Kemal Reis, Salih Reis, Koca Murat Reis y Tybalt Rosembraise.
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