miércoles, 19 de octubre de 2016

El proyecto del Conde de Aranda.

¿Quien fue el Conde de Aranda?


Pedro Pablo Abarca de Bolea, fué  militar y estadista español. Décimo conde de Aranda, fue enviado a estudiar a Bolonia, pero su decidida y temprana vocación militar le condujo a alistarse en el ejército español, en el que llegaría a capitán general de Valencia y Murcia. Anteriormente, y como embajador, sirvió en Lisboa, Polonia y París.



Después del motín de Esquilache (1766), Carlos III lo llamó a Madrid y le nombró gobernador del Consejo de Castilla, cargo desde el que inició el proceso que acabaría con la expulsión de los jesuitas en 1767, bajo la acusación de actuar contra el rey y organizar motines. A lo largo de los siete años que estuvo al frente del Consejo de Castilla, instauró una política reformista basada en los principios de la Ilustración con la que consiguió el aprecio popular y el elogio del mismo Voltaire.

Sus crecientes diferencias con Carlos III lo indujeron a solicitar la embajada de París (1773-1787). En su gestión diplomática consiguió éxitos tan sobresalientes como la firma del tratado de paz con Gran Bretaña (1783). De nuevo en España, hizo todo lo posible por favorecer la caída del conde de Floridablanca, por quien sentía profunda antipatía.

Cuando éste fue destituido por Carlos IV (febrero de 1792), Aranda fue nombrado secretario de Estado interino, y como tal tuvo que hacer frente a las difíciles relaciones con la Francia revolucionaria. Sostuvo con firmeza una política de neutralidad que no tuvo arraigo, pues fue destituido a los pocos meses.

Le sucedió Manuel Godoy, que declaró la guerra a Francia y ordenó el arresto de Aranda, mientras se incoaba un proceso en el que intervino la Inquisición. En 1795, concluida la guerra con Francia, se sobreseyó la causa y se le levantó el confinamiento. Aranda decidió retirarse a la villa de Épila, donde murió.



Premonición del poderío estadounidense

Tenía una enorme visión de estadista debido al largo alcance histórico de sus observaciones, mismas que expuso ante el rey Carlos III como respuesta a la reciente independencia de las Colonias Británicas y el futuro furor independentista en Iberoamérica. En un texto muy conocido emitido en 1783, explica con una anticipación de cien años el surgimiento de Estados Unidos como potencia mundial y sus ansias de consumo y poder:



“Esta república federal nació pigmea, por decirlo así y ha necesitado del apoyo y fuerza de dos Estados tan poderosos como España y Francia para conseguir su independencia. Llegará un día en que crezca y se torne gigante, y aun coloso temible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y sólo pensará en su engrandecimiento... El primer paso de esta potencia será apoderarse de las Floridas a fin de dominar el golfo de México. Después de molestarnos así y nuestras relaciones con la Nueva España, aspirará a la conquista de este vasto imperio, que no podremos defender contra una potencia formidable establecida en el mismo continente y vecina suya”.

La solución que proponía, y que nunca fue escuchada, para neutralizar a esta nueva colonia fue la siguiente:

                                       


La falta de visión intelectual para con la sociedad española del siglo XVIII les impidió ver la necesidad de reformar su imperio. Aún con las ideas reformistas de los ministros, España se veía a sí misma como la “madre” de América y, por ende, con la tutela férrea sobre sus colonias, misma actitud que las reformas borbónicas acrecentaron. Esto llevó al choque de ideas con la aristocracia y sociedad criolla de los territorios ultramarinos: ellos pidiendo una representación justa en los asuntos del imperio, y los peninsulares guardando celosamente lo que creían eran sus fueros como “potencia europea” con posesiones imperiales. España quería evitar la pérdida de territorio, como ellos habían ayudado a Estados Unidos. No se concebía en las mentes europeas la idea de la mancomunidad, por decirlo en términos más actuales. A la larga, la historia le daría la razón al conde de Aranda y a su visión de un Imperio federal.

También, podemos mencionar el naciente nacionalismo de los criollos -hijos de españoles nacidos en América-, quienes buscaban el “gobierno propio” y no de extranjeros, aunque fueran de España; las ideas nacidas con la independencia de las Trece Colonías y la propia época de la Ilustración. Para agregar, el Conde de Aranda también veía en la creación de múltiples reinos españoles una forma de detener el amenazante crecimiento de Estados Unidos y sus ambiciones de hacerse con el monopolio comercial de la región del Golfo de México. Esto resulta curioso por una cuestión: en menos de cien años, argumentos similares germinarían en la cabeza de Napoleón III para justificar el envió de tropas para apoyar la creación del Segundo Imperio mexicano.

Los Infantes y príncipes disponibles para 1783 en la Corte de Madrid eran:
Maria Josefa; (1744–1801)
El futuro Carlos IV; (1748–1819)
Fernando; (1751–1825).- Futuro Fernando IV de Sicilia
Gabriel de Borbón; (1752–1788).- Uno de los príncipes más ilustrados de la época.
Antonio Pascual de Borbón; (1755–1817).- Quien desempeñaría un honroso papel en la Guerra de Independencia.

Una prueba de que las ideas del Conde no eran alejadas de la realidad política de los súbditos americanos, es la proclama del Plan de Iguala por don Agustín de Iturbide y Arámburu el 24 de febrero de 1821, donde se ofrecía la corona del Imperio Mexicano al entonces Fernando VII o a algún otro príncipe de la Casa de Borbón española.

Relación de España con la Independencia estadounidense

Las crecientes tensiones que existían entre la colonia y la metrópoli. Con una creciente, formada, burguesa y liberal población colonial en contra posición de la población metropolitana conservadora y de marcada desigualdad de clases. Cultiva un caldo de conflictos mercantiles y sociales que agravados con la interferencias de Francia a favor de su independencia. Provoca una peligrosa guerra entre ellos que preocupa a España. Que en comparación con su socia familiar francesa sujeta a los pactos familiares, sale peor parada por su mayor exposición colonial a que sigan el ejemplo estadounidense y se provoquen conatos de independencia como posteriormente sucedió.


Este recelo por parte Española ocasiono una bruma de silencios y ocultaciones de negocios y tratados por la parte española que no perdió ocasión tampoco de erosionar a su rival inglés ayudando a los rebeldes. Este hecho llevó a contactos entre todas las partes y trajo a Europa a personajes de la talla de Benjamin Franklin para recoger apoyos a su causa independentista. Tal personaje tuvo relación directa con el propio Conde de Aranda como embajador en Francia y su conocida animaversión contra Inglaterra. En su prudencia puso el encuentro con este embajador en conocimiento de su rey.

El miedo inglés a su perdida de poder tras su fracaso en combate contra los rebeldes, ocasiono un tratado oculto a Francia y España con el que ponían su servicio a favor de la colonia para su reconocimiento por parte de las potencias europeas y la fijación de sus fronteras colindantes con España.Que quedaran sujetas en la paz con Inglaterra que se firmara con el tratado firmado como representante del rey por el Conde de Aranda en el citado Tratado de Versalles 1783.


leyenda negra

Es un personaje sobre el que recae una leyenda negra formada por las naciones extranjeras y sus enemigos nacionales, al igual que sobre otros personajes relevantes en su tiempo. Es importante conocer el contexto en el que se llevan estas acusaciones y el porqué de ellas. 

El Conde era una persona importante en su tiempo, sobre el que recaía un gran poder, con el cual hacía y deshacía a su gusto, sólo corregido o ignorado por el rey. Este poder había sido arrebatado con astucia y tal vez con mentiras y traiciones a otro gran ilustre, Floridablanca, a la par caído en desgracia, como él posteriormente. Él polarizaba un sector amplio de la sociedad, confrontándose con los ideales del ilustrado aragonés. Así, Floridablanca supuso además de un escollo que superar un enemigo al que acallar en casa y le dejó un regalo envenenado de despedida, como fue el edicto de expulsión de los jesuitas de España, que él tuvo que efectuar y que le causó grandes críticas. Si bien en la expulsión intentó que ellos corriesen el menor riesgo posible y les adecentó lugares en donde poder desempeñar funciones; además, procuró que no hubiera altercados por parte de la plebe en contra de los jesuitas y suplió hábilmente su ausencia en la escuela, pues los maestros ocuparon sus puestos. 

Otro punto a tener en cuenta es que el Conde, con su posición, ideó soluciones a los problemas que la Corte tenía que resolver. Aunque no tuvieron a bien hacerse, despertaron en las naciones adversas, con informes de embajadores y espías, una animadversión grande y un interés creciente para deshacerse de este personaje influyente. A esto se sumaron los suiguientes hechos: 
Sus decisiones de entorpecer el acceso a Gibraltar, sin motivos, para causar una guerra, como era colocar en todos los alrededores de la bahía de la parte española obstáculos subacuáticos que entorpecieran el fondeado y entrada de barcos a la ayuda de los gibraltareños. 
Sus instrucciones contra el comercio inglés en España tras un conflicto por las Malvinas. 
La correspondencia con Ricardo Wall dentro de la Guerra de los Siete Años entre Inglaterra y Francia, en la que la corona española sopesó la invasión de Inglaterra. 
La visión que tenía sobre las soluciones a las colonias, porque veía con buenos ojos la implicación en los asuntos de la corona y una mayor libertad y decisión de los siervos de ellas, al haber observado su descontento y el nacimiento de insurrecciones. Teniendo una idea de gobierno de bien común, al estilo de la posterior Mancomunidad de Naciones Británica o British Commonwealth of Nations, donde explotar los lazos en común que todas las colonias tenían con la corona. Y así evitar el aumento de los nacionalismos e idealismos surgidos de la Revolución francesa que exportaban las demás naciones, teniendo en cuenta que influyeron en el propio funcionariado de España y las colonias, y que éstos alentaban los ideales extranjeros ante la inflexible respuesta de la corona a sus sugerencias. 

Además de sus enemigos extranjeros, le tocó vivir a la sombra del favorito de la Corte, Manuel Godoy, que tardó menos de un año en suplantarlo.

fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Conde_de_Aranda




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